La cima desde el refugio

El Pico Veleta, con 3.395 msnm es una de las cimas más clásicas, reconocibles, y significativas del montañismo andaluz. Hace dos años, en 2018, hicimos una visita que no acabó en la cumbre para algunos miembros del equipo. Fue el día de los tres equipos en Sierra Nevada. Después de aquello, esta montaña quedó para mi en la lista de visitas pendientes.

Para este fin de semana conseguimos montar un equipo de 6 personas con bastante motivación y ganas de realizar este ataque. Salimos de Dos Hermanas a eso de las 7:00 del sábado. Un poco tarde para mi gusto, ya que no sería hasta las 12:00 aproximadamente cuando empezaríamos a andar en la Hoya de la Mora dirección cima de la montaña.

El día se presentaba soleado en extremo, con escaso viento y temperaturas suaves, unos 18 ºC. Hoy protegerse del sol sería fundamental. Podemos ver algunos neveros en las zonas altas de la montaña, y nos tomamos bastante en serio la posible inversión térmica que puede producirse a partir de 3.000 msnm. Llevamos las mochilas repletas de ropa de abrigo.

En los primeros compases de la aventura nuestro ritmo de subida es generoso. Hacemos los primeros 100 metros de desnivel positivo en apenas 10 minutos, pero cuando llegamos al monumento de la Virgen de las Nieves estamos ya sin resuello. Aunque los efectos de la altitud en las cotas que manejamos hoy son muy limitados, está claro que la menor presión atmosférica es un factor a tener en cuenta.

Cada uno busca su ritmo y velocidad de movimiento, y el grupo tiene cierta tendencia a estirarse y separarse sobre el terreno. Andábamos aproximadamente en la cota de 2.700 msnm cuando los 3 miembros que estaban en la cola nos comentan por el walkie talkie que una de las compañeras se encuentra indispuesta debido al esfuerzo. La compañera se tumba unos momentos en el suelo para reponerse del mareo y finalmente nos ponemos en marcha de nuevo.

A medida que vamos ascendiendo, yo mismo, que estoy en aparente buena forma física, noto el gran esfuerzo que me está costando subir. Noto un muy leve dolor de cabeza, cansancio y falta de energía, incluso con una muy discreta sensación de mareo. Ciertamente, no voy cómodo. Tengo que compensar todo este esfuerzo con un gran despliegue de voluntad y de “apretar el culo”. Transitar cuesta arriba por la Loma de Cauchiles nos hará cuestionarnos el por qué siquiera nos gustan las montañas. A lo largo del camino de subida, paramos un par de veces para coger aliento y para picotear algunos frutos secos.

En el refugio

Las vistas que nos presenta hoy el monte son espectaculares. Con una atmósfera tan cristalina, tenemos una visión kilométrica a nuestro alrededor. Por allí cerca asoma La Maroma, otra montaña que también conocemos. Y en un primer plano, más protagonista, podemos disfrutar del telescopio del Instituto de Radioastronomía Milimétrica.

La compañera con los mareos tiene que tumbarse en el suelo en dos ocasiones más antes de que lleguemos a 3.100 msnm. Cuando alcanzamos la zona de Posiciones del Veleta yo mismo estoy ya bastante cansado. Son las 14:00 y decidimos visitar primero el refugio de la Carihuela y almorzar alli. Sospecho que la altitud está acrecentando nuestra fatiga, y quizás esa será la clave de hoy, la gestión personal de las energías.

Ciertamente sentimos una pequeña victoria cuando llegamos al refugio. Allí almorzaremos y descansaremos un buen rato, prácticamente una hora. Los ánimos empiezan a estar más altos. Las dudas que teníamos sobre el ataque a la cima empiezan a disiparse mientras recuperamos algo de energía. Tengo que reconocer que tuve un par de momentos de bajón anímico en los que pensaba que no visitaría la cima hoy. Y es que yo entiendo las aventuras en montaña como disfrute, y cuando no estoy disfrutando me desanimo muy rápidamente.

Allí sentados, en la puerta del refugio, no podemos quitarle la vista al valle del Poqueira y los imponentes macizos de Mulhacén y Alcazaba. La montaña tiene hoy bastante gente, y hay un goteo constante de excursionistas, ciclistas y demás visitantes que circulan por diferentes caminos. Aún con dudas, decidimos intentar subir a la cima desde el refugio sin atrochar, usando únicamente las pistas semi asfaltadas que hay, y que suavizan enormemente la agresividad de la pendiente a cambio de distancias más largas. Esto seria la clave, y finalmente a las 16:30 todo el equipo se reuniría en la cima del Veleta. Han sido unas 4 horas, paradas incluidas, de puro esfuerzo montañero.

Disfrutamos mucho de la cima, pero hay mucha gente, así que tras las correspondientes fotos decidimos iniciar el camino de bajada. El camino de bajada no tiene nada que ver con el de subida en cuanto a esfuerzo, y en apenas 1.5h ya hemos llegado a la cota de 2.500 metros, donde se encuentra nuestro alojamiento para la noche: el Albergue Universitario de Sierra Nevada.

El grupo en la cima

Con los pies “destrozados”, la llegada al albergue es gloriosa. Hemos completado nuestro objetivo de ataque al Veleta y estamos muy contentos. Nos hemos sobrepuesto a los momentos más duros, de falta de resuello, de bajón anímico y de energía. No nos falta tiempo para disfrutar de las comodidades del albergue, que encontramos limpio, tranquilo y acogedor.

Varios miembros del grupo notamos cierta deshidratación. Quizás la altitud a la que nos hemos movido hoy, junto con el sol de justicia, ha hecho que necesitáramos más liquido de lo previsto. Yo llevaba únicamente una botella de 1.5l, quizás podría haber intercambiado en mi mochila un abrigo gordo de plumas por algo de agua adicional.

No puedo dejar de pensar en lo especial del grupo que hemos reunido para esta aventura. Formar un equipo apropiado, que funcione cohesionado, con quien poder compartir este tipo de experiencias, me parece a veces poco menos que un milagro. Creo que nos sentimos agradecidos con el universo por que ocurran estas interesantes aventuras.

Un video resumen del día: