Equipo

El pasado sábado 19 de Agosto de 2017, nos dirigimos unos cuantos compañeros del equipo de Los Extraviaos a una nueva aventura. El descenso “integral” de Río Verde.

Envueltos en ilusión por realizar una gran aventura que llevaba años demorándose, nuestro grupo de 6 personas, salimos de Dos Hermanas a las 17:30 con propósito de llegar a las 21:00 a Murchas, en Lecrín.

Estaba planteado que aquí Ignacio Ortega, jefe de la empresa Ocioaventura, nos esperaría en las instalaciones para la acomodación de nuestra noche y planificación del día siguiente, que es cuando se desarrollaría la aventura.

Cuál es nuestra sorpresa que al llegar a las 21:00, Ignacio no se encontraba en las instalaciones. Si se encontraban 3 monitores que nos acomodaron en la nave habilitada. Sin poder decirnos cuando llegaría Ignacio porque estaba con un grupo de clientes, decidimos instalarnos y cenar.

Pero llegadas las 22:00 decidimos llamarlo para planificar, al menos, la aventura del día siguiente. El teléfono comunicó hasta que devolvió la llamada, tras intentar planificar horarios para el día siguiente, me sugiere que esperemos 1 hora que es lo que tardaría en llegar y ya nos comentaría todo. Aunque poco normal debido al horario para una planificación decidimos esperar.

Llegadas las 23:15 aproximadamente de la noche aún no hay respuesta de él y empiezan a llegar coches con los clientes que estaban con Ignacio en una actividad, de los cuales, uno de ellos comenta con un monitor que Ignacio ha decidido pararse en un bar antes de volver. Esto nos frustra bastante por la poca profesionalidad y la total falta de respeto hacia nosotros.

Llegadas las 00:30 de la noche decidimos dormir y descansar lo máximo posible. Aproximadamente a las 01:00 de la madrugada, ya con algunos compañeros dormidos, una voz desagradable y muy molesta se escucha diciendo;

“¿Ustedes son los de Sevilla no? Pues vamos a aclarar las cuentas que mañana seguramente no vaya con ustedes.”

Al despertar resulta ser Ignacio Ortega, que sin pedir disculpas, o siquiera un “buenas noches”, decide despertarnos desagradablemente para cobrarnos el resto del dinero que faltaba por abonar. Solo se dedicó a esperar que nos levantáramos de los colchones, abonásemos el dinero, y decirnos que a las 6:45 tocaba diana. Ningún dato de planificación, ni presentación, ni nada acerca de la actividad. La planificación era vital para nuestro equipo, ya que al día siguiente, después de la actividad, debíamos volver a Sevilla.

Cascada

Pasadas menos de 6 horas nos despertamos para la actividad. Prosiguiendo con su falta de educación, nos dice que montemos el material de la actividad en nuestros propios coches y que sigamos al suyo, (el cual iba totalmente vacío)

Una nueva sorpresa es que sale a toda velocidad del pueblo sin darnos tiempo a seguirle por las calles, lo que hace que nos perdamos sin saber cómo llegar al punto de reunión con los monitores. Esto no hace más que aumentar nuestro ya cuajado desprecio a esta persona.

Finalmente, tras varias llamadas telefónicas, conseguimos localizarnos. Todavía se nos presentarían más contratiempos en el día, y es que, 6 personas más se unirían a nosotros en la aventura, pero 2 coches todavía estaban perdidos de camino al punto de encuentro.

En esta zona montañosa hay faltas de cobertura telefónica, así que finalmente apostamos por dirigirnos al comienzo de la ruta del barranquismo a descargar el equipo, con la esperanza de encontrarnos todos allí, pero no fue así.

Tras bajar el equipo y aún sin cobertura llevamos 3 coches al punto de finalización de la ruta, apostando nuevamente por un reagrupamiento allí, y esta vez si que ocurrió.

Rapel

Estos movimientos de coches entre el punto de inicio y final, por caminos realmente malos (de tierra) nos lleva casi 2 horas, lo que significa que empezamos la actividad a las 12 de la mañana, sumando el tramo de senderismo hasta el inicio del barranco en si. Esto era fatal para nuestra necesidad de volver a Sevilla el mismo día, y sumado a otros imprevistos de menor importancia hizo que nuestros ánimos estuvieran cayendo sin control.

Afortunadamente, todo empezaría a mejorar desde aquel momento. Nos encontramos con Chechu y Salva, nuestros dos monitores. Una pareja dinámica y super agradable que fueron muy profesionales y supieron hacérnoslo pasar en grande durante el resto de la aventura.

El equipamiento, un grueso neopreno enterizo, una chaqueta de neopreno, casco, arnés, cuerdas, petates y botes estancos, eran de una calidad aceptable.

El barranco de Río Verde puede dividirse en dos tramos, los cuales pueden diferenciarse desde la llamada “Y”. Se puede empezar desde arriba haciendo el integral, o simplemente hacer la mitad desde la “Y”. El sendero acuático requiere andar despacio y pisando bien, evitando las piedras con verdina que sobresalen del flujo del agua, ya que son muy peligrosas por los resbalones que provocan. Así que las prisas no son una opción en esta aventura. El traje de neopreno cobra importancia debido al frio del agua.

Entre el gran paisaje que encierra esta garganta, formada por barrancos de estas montañas, se esconde una aventura sin igual. Miles de saltos desde altas posiciones, rapeles acuáticos en barrancos, toboganes naturales y cuevas ocultas son algunas de las cosas que encontramos. Por suerte, para esta actividad, nuestro grupo de Los Extraviaos iva equipado con 5 cámaras deportivas: 2 Gopro 3 black edition, 2 Gopro 4 session y otra cámara deportiva 4k sin marca, las cuales captaron momentos increíbles.

Por desgracia, en algunas pozas pueden verse domingueros sin equipación ni experiencia alguna. Parece que que muchas de estas pozas o tramos del río son accesibles desde pistas forestales pasando por fincas privadasm que cobran el acceso a los coches.

Desde donde se comienza el río hasta que se sale por la cuesta hasta los coches hay 7 horas de actividad si no hay retrasos. Retrasos que pueden ser comunes, como interferencias con otras empresas, accidentes, gente con poca soltura en barrancos, etc. Nuestro equipo pudo entrar perfectamente dentro de esas 7 horas de actividad.

Poza

A las 18:30 finalizamos la aventura y a las 20:30 ya habíamos recogido los otros coches, devuelto el equipamiento, y puesto rumbo a Sevilla. Llegaríamos a Dos Hermanas en torno a las 00:00 de la noche, una gran paliza para nosotros que podría haberse evitado.

Haciendo una valoración final de toda la experiencia, hay que evaluar de forma distinta el tiempo que pasamos con los monitores al tiempo y planificación dados por Ignacio Ortega de Ocioaventura. La actividad merece una puntuación sobresaliente, sumando profesionalidad de los monitores, aventura en el barranco, dificultades superadas y nivel de conformidad con el ocio de la actividad. En cambio, la falta de respeto, la poca profesionalidad y la dejadez por parte Ignacio Ortega, jefe de Ocioaventura, queda en un nivel absoluto de insatisfacción. Quizás tenga una gran desmotivación laboral. En cualquier caso, sufrimos las consecuencias. Intentaremos no repetir el error, ya que esta sola persona podría haber echado a perder nuestro fantástico fin de semana.

Animo a toda persona a probar esta aventura sin precedentes. Sin duda, Río Verde tiene mucho que ofrecer a todas las personas amantes del riesgo y la naturaleza.

Artículo escrito por Salvador Castillo Posada, y editado por Arturo Borrero González.