Conociendo Berlin y Praga
Recientemente he visitado Berlin y Praga, en un mismo viaje, por cuestiones de trabajo. No conocía estas dos importantes ciudades europeas, ni tampoco los paises de las que son capitales, Alemania y República Checa.
Primero viajé a Berlin, a donde llegué en un vuelo SVQ->MAD->TXL. El aeropuerto de Tegel es sorprendentemente pequeño. Me costó varios intentos encontrar un taxi que aceptara tarjetas de crédito, y el que encontré, cobraba un suplemento por usarla. Luego descubriría que Berlín es muy afín al dinéro en metálico y suele haber restricciones y comisiones por usar la tarjeta.
Mi hotel en Berlín era el Titanic Chausse Berlín, un hotel bien situado, de buena calidad y de precios razonables. Durante estos días me dediqué al Netfilter Workshop 2018, evento que incluia algunas actividades de turismo local. Una de estas era el alquiler de bicicletas para pasear, junto con un guía angloparlante, por algunos sitios clave de Berlín. En bici visitamos el Reichstag (edificio del parlamento), el Parque Großer Tiergarten, la columna de la victoria, la avenida de las embajadas, el monumento al holocausto, etc. Estas visitas fueron especialmente interesantes porque el guia era muy bueno. Al día siguiente fuimos a visitar una destilería local de cerveza, pero tengo que reconocer que me gustó más la cerveza que pudimos probar en Bélgica. Las comparaciones son odiosas, pero en Bruselas, Gante y Brujas pudimos probar cervezas con más cuerpo, más carisma, y en general, más diversas.
Unos días después, y ya bastante cansado, cogí un tren para viajar hasta Praga. La estación central de Berlín (Hauptbahnhof) es enorme, pero por fortuna está bien indicada y no tuve problemas para encontrar el andén. El billete desde Berlín a Praga, en primera clase, con asiento reservado, me costó unos 45€. No está nada mal, porque el tren es de buena calidad, tiene enchufes de corriente, wifi gratis a ratos, es cómodo y sobretodo, tiene unas vistas geniales. A partir de Dresde, el recorrido del tren discurre paralelo al río Elba, un trayecto realmente maravilloso por las vistas de los valles, montañas, pueblos y gentes de las regiones de Sajonia y Bohémia central. Sin lugar a duda, este recorrido en tren ha sido uno de los puntos fuertes de mi viaje. Este trayecto es indispensable para todo amante de la naturaleza, de los paisajes y de los trenes. No podía parar de mirar por la ventana y hacer fotos.
Una vez llegué a Praga, encontré un ambiente, unas gentes y una arquitectura cláramente diferentes a lo que dejaba detrás en Berlín. Se nota la influencia soviética en Praga. Es algo sutil y carismático. No sé describirlo, pero es un aire, un estilillo entre decadente, lujoso, bohemio y clásico que me ha gustado mucho. Me alojé en el hotel Majestic Plaza, cómodo, de bastante buena calidad y servicio, y sobretodo bien situado para poder ver la ciuidad.
En Praga he podido pasear por el centro histórico y los sitios más turísticos, como el Puente de Carlos. Aquí se nota más la masificación turística que en Berlín, y es muy dificil encontrar sitios que no estén abarrotados. Además, como ocurre muchas veces, los restaurantes de las zonas más turísticas suelen tener comida de poca calidad y cara. Aún así, usando alguna aplicación de recomendación de restaurantes no habrá problemas para descartar los peores.
Después de tantos días de viaje (8 en total) acabé bastante cansado, aún más por que esto no era un viaje de placer sino de trabajo, y pasaba muchas horas al día de reuniones y eventos que me drenaban las energías :-)
Aún así, el viaje de vuelta fue bien, haciendo PRG->BCN->SVQ en avión.
Me encantaría volver a estos sitios, sobretodo a Berlín.