Conociendo el Pantano de los Hurones
El Pantano de los Hurones siempre me había llamado la atención. Me parecía un lugar no muy conocido, bastante recóndito y con pinta de salvaje. No hacía más que reclamar mi interés. El sitio demandaba una buena exploración en kayak.
Esta curiosidad se veía acrecentada por el hecho de que durante los últimos tiempos no había sido capaz de resolver el problema logístico de conseguir el material necesario. No disponía de embarcación ni equipamiento propio de ningún tipo, así que para poder remar allí teníamos que alquilar las piraguas. Tampoco había muchas opciones a la hora de elegir una empresa que ofreciera este alquiler, quizás solo un par de ellas. Y estas empresas, ante la baja demanda, no tenían muy engrasada la maquinaria.
En verano de 2020 hice mi primer intento serio y no fui capaz de hacerme con un kayak para navegar allí. Para mitigar un poco mi frustración, cogí la cámara de fotos y me di un paseo por la orilla del pantano. Aquel día tenía un nivel de agua bastante bajo, y pude explorar a pie toda la zona de la cola del pantano, donde yo hubiera querido empezar a navegar.
Lo que vi andando en 2020 me encantó. Los brazos y ramales del pantano serpenteaban entre las elevaciones del monte. La generosa orilla, uniendo el denso bosque con la masa de agua, era perfecta. Caminando no llegué muy lejos, pero pude confirmar que aquel sitio era de hecho digno de explorar.
En primavera de 2021, en cuanto el calor se hizo notar, empecé a mover de nuevo el tema del material. Y tras bastantes vueltas, conseguí arreglarlo todo para el domingo día 30 de mayo. El precio por parte de la empresa (Experiencia Outdoors) era razonable, 20€ por cabeza para 2.5 horas de alquiler. Me reuní con un compañero de aventuras y allí nos fuimos.
Nos preparamos para realizar una primera exploración ligera de la zona. Intentaríamos remar hasta el centro del pantano, si es que hubiera algún sitio al que pudiéramos llamar así. Comernos el bocadillo y volver. Además, como queríamos atrevernos en un futuro a realizar nuestra primera acampada nocturna en kayak, mi intención era también la de buscar posibles sitios donde poder pernoctar.
El agua estaba en calma absoluta, y a una temperatura muy agradable. El cielo un poco plomizo. Por desgracia, en cuanto empezamos a remar comenzó a soplar brisa a favor. No era muy molesta, pero tendríamos que tenerla en cuenta a la hora de la vuelta, pues nos costaría más trabajo desplazarnos.
Empezamos a eso de las 12:45. A los diez minutos de navegación mi compañero de remada empezó a quejarse de molestias físicas varias y tuvimos que aterrizar. Nos cambiamos de posición, él delante y yo detrás, y le invité a que remara más flojo y con más cuidado a la técnica o no duraríamos mucho en el agua.
Continuamos la exploración y no dejé de mirar los alrededores del pantano. En algunos puntos había vegetación extremadamente densa, en otros orillas escarpadas o pedregales. El sitio era bien bonito, pero no terminaba de encontrar ningún lugar que me convenciera para una posible acampada nocturna. En varias ocasiones vimos algo prometedor a lo lejos, pero nos desilusionamos al acercanos.
Hicimos cálculos de horarios, y decidimos parar a almorzar en una zona un poco más despejada. Con el viento en contra tardaríamos más en volver por el mismo camino, así que determinamos que no llegaríamos al centro del pantano y que nos daríamos la vuelta después de comer. Fue una buena decisión, porque la brisa de cara fue bastante molesta y aun así conseguimos llegar de vuelta sin agotarnos de remar, dentro de los horarios previstos.
Llevaba años queriendo remar en el Pantano de los Hurones. Encontramos precisamente lo que íbamos a buscar: un lugar con una interesante oferta de posibilidades para actividades de aventura. Así que en un futuro no muy lejano volveremos a seguir explorando, a seguir conociendo el terreno y a seguir disfrutando del sitio.
Un video resumen de la actividad:
Track GPS: