Cima

Las restricciones sanitarias se acababan de relajar en nuestra región. Por fin podíamos salir de la provincia de Sevilla, y volver a viajar con libertad a las montañas que tanto echábamos de menos. Decidimos celebrarlo con una visita a uno de nuestros picos favoritos, el Torrecilla en la Sierra de las Nieves.

Era el 8 de mayo de 2021, bien entrada la primavera. Estudiando la previsión de meteorología vimos cómo el día se presentaría mayormente caluroso, con temperaturas máximas de hasta 25º C. Sabíamos muy bien que en la zona alta de la sierra el paisaje no ofrecía apenas resguardo de los elementos, que las zonas de sombra en concreto eran muy escasas. Nos lo tomamos en serio, y preparamos agua de sobra, crema solar, gorras y demás elementos para afrontar una calurosa jornada de exposición al sol.

Hubo también bastante debate sobre la planificación horaria. Básicamente nuestras opciones eran o subir la montaña muy temprano o subirla muy tarde, intentando evitar que las horas centrales del día nos cogieran en medio de ninguna parte. Finalmente decidimos levantarnos muy temprano, y a las 6:30 estábamos en carretera con idea de empezar a andar a eso de las 9:30.

Cuando llegamos a la zona del Área Recreativa de los Quejigales nos recibió una intensa brisa mañanera que nos hizo cuestionarnos lo acertado de la meteorología. Nos pusimos en marcha y empezamos a subir a buen ritmo. A eso de las 10:30 ya asomábamos por arriba de la Cañada del Cuerno. En esta parte superior de la sierra soplaba brisa fría y no había ni rastro aún de los calores que se esperaban. Yo no había llevado mi chaqueta cortavientos, y en ese momento me pregunté si no me arrepentiría.

Continuamos avanzando, disfrutando de la cruda y tenaz naturaleza de la zona alta de la Sierra de las Nieves, un entorno excepcional también en primavera. Veíamos por el monte a bastante gente andando en diferentes direcciones, la mayoría en nuestra misma senda. El último tramo de esta ruta siempre me resultó especialmente llamativo. El lugar más aislado de la civilización, el más inaccesible, en el que más se asciende en altitud. Donde más se siente la aventura.

Habíamos planificado hacer cima a eso de las 12:30, y llegamos dentro del horario. Sentimos satisfacción y recompensa por el esfuerzo que nos costó alcanzar la cumbre. El día era claro y despejado. Las vistas eran gloriosas, una montaña magnífica. No éramos los únicos allí, y la zona de la cumbre era un ir y venir de gente. Así que tras hacernos las correspondientes fotos emprendimos el camino de descenso.

Cañada del Cuerno

Durante la bajada de la zona de cima escuché por el walkie-talkie unas transmisiones por el canal PMR 7.7 de seguridad en montaña. Alguien estaba haciendo una prueba de comunicación. Rápidamente contesté, y mantuve una amigable conversación con otro equipo de montañeros que andaba por la zona, en ruta al Peñón de la Alcazaba. Me alegró mucho ver actividad en este canal de radio que tan poco uso tiene a veces.

Paramos a almorzar y descansar en la base de la cumbre, como es tradicional. Estuvimos allí un buen rato, disfrutando. Cuando iniciamos la marcha nos dimos cuenta de que en ese momento era cuando íbamos a empezar a sentir el peso del calor de la jornada. Era la zona más expuesta a los elementos, sin una sombra, y en cuanto la brisa dejaba de soplar la temperatura ascendía rápidamente. Ciertamente hacía calor. Ya no me arrepentía tanto de no haber llevado el cortavientos en la mochila. Algunos compañeros se estaban tostando la piel al no llevar suficiente protección solar.

Al poco llegamos al pozo de nieves de Puerto Oso. Allí propuse tomar una variante para descender, tomando el camino de la Cañada de Enmedio hasta la Cañada del Cuerno. Eso hicimos, pero tengo que reconocer que no me gustó particularmente la zona. Yo ya había estado por este mismo tramo hace unos años en una nevada. Creo que la variante no me gustó demasiado ni entonces ni ahora, además de que nos tuvo bastante más expuestos al sol de lo que me hubiera gustado.

Sin más novedades llegamos al aparcamiento a eso de las 17:00, con las piernas y los pies generosamente cansados, según marca la tradición de esta montaña. La valoración de la jornada por parte del equipo fue muy positiva. Todos disfrutamos bastante de la ruta, una montaña de verdad, y teníamos esperanzas de que las restricciones sanitarias nos permitieran continuar con nuestras actividades en las semanas por venir.

El track GPS de referencia: