Una montaña inexplorada, por Greenpeace
Suele comentarse que conocemos más sobre la superficie de la luna que sobre el fondo oceánico, y recientemente hemos aprendido de primera mano que esto es totalmente cierto.
Una mañana muy temprano Fernando, el primer oficial, se encontraba en el puente de mando. Tiene asignado este puesto en las rotaciones de turnos de guardia, de 4:00 a 8:00 en días alternos.
Comprobó las mediciones y gráficos de profundidad y en cientos de kilómetros a la redonda no había otra cosa que océano infinito. El fondo estaba bastante fuera del rango de nuestro detector de profundidad, pero, como es habitual entre los marineros, lo dejó encendido.
Sobre las 04:30 de la mañana, se dio cuenta de que estaba detectando algo. Una débil señal cada vez más fuerte, y luego una empinada pendiente que subía claramente hacia la superficie.
Fernando nunca había visto nada parecido: ¡era una montaña sin catalogar! - con su pico más alto a una generosa profundidad bajo nosotros.
Basándonos en la medición de nuestro instrumento, la montaña posee del orden de 5.000 metros de altitud. Por otra parte, cómo de profundo es el fondo oceánico del entorno y cuál es la forma de la montaña aparte del pico es algo que aún desconocemos: estos datos están fuera del alcance de nuestro equipamiento.
Hemos contactado con el gobierno de Kiribati para hacerles saber que hay una montaña submarina sin catalogar cerca de su país. Nos confirmaron que, de hecho, era desconocida incluso para ellos.
También hemos contactado a la Oficina Hidrográfica del Reino Unido y estamos a la espera de su respuesta.
No estamos seguros de si nos dejaran ponerle nombre. A la tripulación le gustaría llamarla Rainbow Warrior, en honor a nuestro barco.
Las montañas submarinas son elementos importantes en el océano. Las corrientes oceánicas transportan nutrientes desde las profundidades subiendo por las pendientes - dando soporte a una abundante vida marina, incluyendo corales, peces y crustáceos.
No ha sido hasta las últimas décadas cuando los científicos han empezado a entender los efectos de estos accidentes geológicos submarinos. Algunos piensan que sirven como oasis para especies nómadas oceánicas.
Recientes investigaciones por satélite han identificado más montañas submarinas (quizás incluyendo a esta), pero solo un pequeño porcentaje de ellas han sido exploradas como es debido.
Toparse con una montaña sin catalogar es un recordatorio de que, a pesar de todos los conocimientos que podamos tener sobre los océanos, los misterios aún nos aguardan.
Este artículo es una traducción al español del original publicado en el blog de Greenpeace Nueva Zelanda, An uncharted mountain, escrito por Andrew Davies el 24 de septiembre de 2015.
Las imágenes también pertenecen a Greenpeace.