Vidrieras en Notre-Dame

Desde hace bastante no realizaba un viaje de turismo clásico como el que hemos llevado a cabo unos amigos y yo por Europa en mitad de este Julio. En concreto, durante 7 días hemos estado en Paris y Bruselas, aprovechando nuestra estancia en Bruselas para hacer visitas a Gantes, Brujas y Amberes.

El viaje ha ido bien, hemos visto un montón de cosas y hemos vivido algunas situaciones interesantes y no voy a dejar pasar la oportunidad de contar aquí en el blog algunas historias y reflexiones.

El viaje se enmarcaba dentro del programa ‘Verano Joven’ del ayuntamiento de Dos Hermanas, quienes organizan el viaje y subvencionan aproximadamente la mitad del coste. Esto es, el viaje nos costaba 355€ por cabeza, incluyendo desplazamientos en bus y avión, visitas guiadas y hoteles de 3 estrellas con desayuno. Participábamos unas 40 personas.

Empezamos con el desplazamiento Sevilla - Madrid en bus durante la noche, para tomar el avión en Madrid dirección Bruselas sobre las 9:00 AM. Cuando llegamos a Bruselas, directamente hacemos en bus una panorámica guiada por la ciudad.

El equipo viajero

A pesar del gran cansancio de toda la noche viajando, esta vuelta por la ciudad nos permite adentrarnos en el contexto de Bélgica en general y de Bruselas en particular. Nos presenta una ciudad mestiza, multicultural, políglota, apital europea, con ciertas tradiciones y constumbres bien arraigadas.

A pesar de los problemas que ha habido últimamente relacionados con el terrorismo, encontramos Bruselas muy despierta, muy viva y llena de alegría y vitalismo. Lo que detectamos es la mejor parte del multiculturalimo: música étnica en las plazas, gente de todo el mundo por las calles del centro, buen ambiente y tranquilidad.

Trio de cuerdas

Quiero destacar dos de los numerosos conciertos callejeros que vimos en Bruselas: un trio de cuerda tocando música de Vivaldi y un grupo africano tocando música reggae en jam session. Lo que vi, escuché y sentí durante esos momentos fue muy emocionante. Me encantó.

El segundo día visitamos Gante por la mañana y Brujas por la tarde.

Nos pudimos si no enamorarnos del ambiente medieval y antiguo de estas ciudades. Además, pudimos disfrutar de un viaje en barco por los canales de ambos sitios. Debo reconocer que Gante incluso ha entrado en nuestra lista de sitios donde nos gustaría vivir.

Brujas

El tercer día visitamos Amberes, un sitio también con mucho encanto y donde pudimos pasear a lo largo y ancho del centro, amén de disfrutar de unas buenas cervezas cerca de la plaza principal. En todos estos sitios encontramos que el índice de turistas y visitantes es bastante alto; son sitios que evidentemente explotan su faceta más turística y, para que nos entendamos, están llenos de japoneses.

El cuarto día viajamos en bus desde Bruselas hasta París, una de las grandes capitales europeas. La primera cosa que notamos es el tráfico. El trayecto Bruselas-París debería poder hacerse en torno a 3h por carretera; nosotros tardamos del orden de 7h debido al ingente tráfico, obras, peajes, etc.

Catedral de París

París tiene muchos calificativos, uno de los más famosos ese de ciudad del amor, pero las sensaciones que nos hemos llevado son diferentes. La primera impresión es que hemos encontrado una ciudad absolutamente masificada, tráfico imposible, monumentos y museos atestados. Además, al pasear por el centro histórico no dejo de sentir una cierta sensación de que estoy en un sitio megalomaníaco: todo es enorme, todo está construido en marmol y piedra con reminiscencias barrocas, un palacio tras otro, estatuas decoradas con oro, puentes sobre el Sena compitiendo en atractivo. En París también hemos notado la gran inmigración, pero a diferencia de Bruselas aquí hemos detectado más efecto guetto.

No he podido sentirme más identificado con el artículo Vacaciones en un metro cuadrado, de César Javier Palacios, donde describe a la perfección lo que hemos vivido allí: colas enormes, precios abusivos, etc. Me ha gustado mucho la frase que el autor cita: «Cuando al caminar encontremos un cruce de caminos, elijamos siempre el sendero menos transitado. Ahí empezará de verdad el gran viaje.»

Así y todo, París también nos dejará algunos buenos recuerdos, y yo destaco cosas que me han gustado mucho como la Torre Eiffel, la Catedral de Notre-Dame, el Museo del Louvre o un órgano extremadamente antiguo que pudimos oir sonar en una de las iglesias que visitamos (olvidé el nombre).

Organo en París

Después de unos días en París, el último trayecto consistía en volar París - Madrid y luego bus Madrid - Sevilla, muchas horas de viaje.

Pero en definitiva, ha sido una experiencia muy valiosa para nosotros, ya que hemos conocido sitios nuevos, otras gentes, otras costumbres y disfrutamos de cada rato que hemos pasado por ahí. La peor parte han sido claramente las palizas de autobús, pero bueno esto no era opcional.

Estoy muy contento de haber tenido esta vivencia!