El Refugio de la Caldera

Siguiendo los hechos narrados en Aventura en el Mulhacen, parte 1, el viernes 14 de abril de 2017, sobre las 07:40 salimos 6 personas del Refugio Poqueira en dirección al Rio Mulhacen para ascender hasta el Refugio de la Caldera y posteriormente atacar la cara oeste del Mulhacen.

Aunque aún no ha terminado de amanecer, la temperatura es buena, hay brisa suave y el cielo está totalmente despejado. La meteorología también nos acompañará durante este día.

Encontramos que hay bastantes equipos subiendo al Mulhacen desde el refugio hoy, y durante toda la ruta iremos coincidiendo con gente con la que ya empezamos a conocernos.

La subida por Rio Mulhacen se hace a muy buen ritmo, y sobre las 10:00 ya estamos en el Refugio de la Caldera, a unos 3.000 msnm. Es impresionante ver lo bonita que está la montaña, los arroyos con mucho caudal, formando cascadas. Caminamos junto al rumor constante del agua cristalina.

Cada vez encontramos más nieve, que está completamente dura y es sencilla de transitar. Vemos también cómo esta nieve forma pequeñas trampas, mini grietas, que esconden un paso de agua y que es fácil identificar precisamente porque se puede escuchar el agua corriendo por debajo. Por fortuna, nos resulta muy sencillo evitar estas formaciones, ya que la nieve está en forma de neveros aislados que permiten ser bordeados.

La cara oeste del Mulhacen

El Refugio de la Caldera tiene más de 1 metro de nieve a su alrededor, algo impresionante de ver. Estaba habitado por 3 montañeros de Murcia, uno de ellos lesionado de un gemelo. No tenían claro cómo iban a salir de allí, pero tenian buenos ánimos. Estuvimos un rato en el refugio para reagruparnos, recuperar, picotear algo y ajustarnos la ropa, ya que a esta altitud hace frio bastante penetrante. Además, desde este sitio se tiene una visión clara de la vía que tenemos que usar para alcanzar la cima. Puede verse toda la ruta salteada de gente.

A eso de las 10:30 iniciamos el ataque a la cara oeste del Mulhacen, con mucha ilusión y ganas. La montaña nos llama, estamos deseosos de inicar la subida definitiva y coronar la cima. Por ahora vamos bien de horario, ya que habíamos calculado que tendriamos que empezar a bajar sobre las 12:00, y 1.5h parecía tiempo suficiente para lo que nos quedaba de subida.

Aunque la cara oeste tenía bastante nieve, también tenía muchas calvas de roca, y permitian evitarla con facilidad. Aún así, había ciertos tramos que no eran evitables y al final había que cruzar el nevero. Por este motivo decidimos sacar los piolets, y tras practicar alguna autodetención, subimos con ellos en la mano. Los crampones, sin embargo, no fueron necesarios. La simple suela de las botas era suficiente para traccionar por la nieve.

Durante esta subida el equipo se disgrega completamente, y formamos 3 o 4 grupos distintos de ascenso, cada uno con un ritmo diferente. Por supuesto, íbamos comunicados en todo momento con walkie talkies. Aún así, los diferentes ritmos de subida hacen que el primero llegue a la cima sobre las 11:30 y los siguientes con más de 1 hora de diferencia. Al límite del horario que habíamos previsto originalmente. Tras reagruparnos en la cima y hacernos las correspondientes fotos, iniciamos el descenso sobre las 13:30.

Cima

A mitad de la bajada, por la loma del Mulhacen II, decidimos si bajar por el pluviómetro (muy rápido y directo, pero duro) o usar los carriles (más lento, pero también más liviano para las rodillas). Tras el debate, probamos suerte con la primera opción y resultó que a las 15:30 ya estábamos todos de vuelta en el Refugio Poqueira sin ninguna incidencia. Estamos muy contentos, hemos coronado el Mulhacen y tenemos toda la tarde para disfrutar del refugio hasta que al día siguiente iniciemos el descenso. Creo que a nivel deportivo, físico y mental, todo el grupo ha funcionado muy bien. El rendimiento ha sido bueno.

Al acostarnos por la noche aparece un reto inesperado, una aventura dentro de la aventura. Y es que un compañero del grupo sufre una fuerte gastroenteritis que nos mantiene la noche en vela. El enfermo sufriendo y el resto pendientes, en tensión. Una noche bastante dura, en la que nos vemos obligados a contactar con los guardas del refugio a eso de las 02:30 de la mañana para que nos ayudaran. Por la mañana, tras una noche de perros y con el compañero aún convaleciente, tenemos serias dudas sobre nuestras posibilidades para bajar de la montaña. Junto con los guardas del refugio debatimos las distintas opciones: pasar una noche más allí para recuperar, usar el helicoptero para trasladar al enfermo a un hospital o intentar la mayor y enfrentarnos a la ruta de vuelta como sea. Son momentos de moral baja en el equipo. Los ánimos están por los suelos, me incluyo, y tenemos que hacer un esfuerzo colectivo para mantenernos positivos.

Tras valorarlo pausadamente, decidimos probar con el descenso a pie. El afectado da su aprobación y sobre las 11:00 iniciamos el camino de bajada hasta la Hoya del Portillo. Porteando su mochila la mayor parte del trayecto y con micro paradas, llegamos al coche sobre las 14:00, sin incidencias. Estamos cansados, pero alegres por haber podido bajar de la alta montaña sin ningún problema adicional. Procedemos almorzar por la alpujarra y a bajar de allí en coche. Como a la ida, esto también se hace eterno y un poco desesperante. Pero nuevamente todo sale bien y llegamos a Granada sin problemas. Ya en dirección a casa, por autopista, los animos vuelven a estar a tope. Llegamos a casa a eso de las 21:00, unas 10 horas de viaje desde que iniciamos el camino en el Refugio Poqueira.

El grupo

Como conclusión de esta aventura de 3 días, creo que ha sido una experiencia magnífica de montaña. Intensa, también dura. Y realista en el sentido de que hemos vivido en primera persona lo que puede llegar a significar la montaña: falta de comodidades (por ejemplo, un médico) y necesidad de sacrificios (por ejemplo, el gran sacrificio que hizo el compañero enfermo para bajar a pie). Por fortuna todo ha salido bien, es una experiencia valiosísima la que hemos vivido, que seguro nos ayudará a mejorar como aventureros y como personas.

A nivel deportivo estoy muy satisfecho. Mi rendimiento físico personal ha sido muy bueno durante todos los 3 días. A nivel mental tengo algunas cosas que mejorar aún, sobre todo en el apartado nervios cuando surgen imprevistos fuera de control. Pero aún así, estoy muy contento de haber realizado esta aventura y tener algunas historias que contar.

Pareja en el Refugio Poqueira

En este post he usado fotos de Alejandro Castillo Posada y Jesus Lucena Cintado.